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  • Foto del escritorRocio Herrero

Lengua y sociedad. Sexismo.

Tratar en profundidad la relación entre uso de la lengua y género, y, específicamente, el lenguaje sexista, es de gran importancia, puesto que uno de los objetivos generales de la educación, es la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres.


La educación de hombres y mujeres ha evolucionado, a través del tiempo. Hace tiempo existía una educación diferenciada para niños y niñas y currículos diferenciados. Para conseguir una sociedad igualitaria es necesaria la coeducación: currículos únicos, igualdad de oportunidades para ambos sexos, igualdad de expectativas vitales y académicas, transmisión de una cultura no sexista y no androcéntrica. Supone eliminar estereotipos o ideas preconcebidas sobre las características que deben tener las niñas y los niños, los chicos y las chicas, las mujeres y los hombres.


A través de la lengua se interiorizan representaciones culturales y estas se exteriorizan en el proceso comunicativo. Desde un análisis coeducativo hay, por tanto, que tener muy en cuenta que el uso de la lengua que se hace en el aula transmite una serie de significados culturales. Así, como objetivo educativo, deberemos evitar tanto el lenguaje sexista explícitamente, como el lenguaje invisibilizador de la mujer.



Uso sexista del español


  • A nivel léxico, como ejemplo, podemos tratar los adjetivos aplicados a hombres y mujeres. Encontramos casos en que el masculino puede tener una interpretación positiva o negativa (zorro), pero el femenino siempre tiene una interpretación negativa (zorra) y casos en los que aunque el adjetivo masculino tenga un significado negativo, el correspondiente femenino hace alusión a la condición sexual de la mujer.


  • En la morfología, hay dos áreas, relacionadas con el género en que el lenguaje puede ser invisibilizador respecto a la mujer:

- El uso del denominado masculino inclusivo, masculino comprensivo o masculino genérico Uso del masculino para hacer referencia a seres de ambos sexos, llevando a establecer una conexión semántica entre lo típico y la masculinidad de manera que se da por supuesto que los seres humanos son varones en tanto que no se demuestre lo contrario.


- La formación del femenino en profesiones, cargos, títulos o actividades humanas. Se ha ido generalizando el uso de los femeninos regulares porque es indudable que se trata de una cuestión de uso, pero también que la tendencia por parte de algunas mujeres a apropiarse títulos masculinos no sólo busca el estatus de los hombres, sino que se basa en la necesidad de huir de una realidad histórica. Los hablantes de la lengua van buscando sus propios caminos: el médico – la médico – la médica / la doctora.

  • A nivel pragmático destacan las disimetrías en la denominación; uno de los procedimientos discursivos que tiene mayor transcendencia a la hora de situar a la mujer en una posición relegada o sencillamente de considerarla invisible es la tendencia masculina a no atribuir a las mujeres el papel de agente (o centro) de las acciones, sino de objeto de las acciones masculinas (o como dependientes de ellos). Como por ejemplo, decir: en el turismo accidentado viajaban dos turistas noruegos con sus mujeres. En vez de; en el turismo accidentado viajaban dos matrimonios de turistas noruegos.


El papel de la escuela, es vital para paliar todos los rasgos lingüísticos que contribuyen a colocar a la mujer en una posición de desigualdad. Es posible modificar la imagen de la mujer, mediante una educación igualitaria en la que las mujeres desempeñemos un papel clave, ofreciendo ejemplos y modelos nuevos, que no interiorizan la descalificación, ni la inseguridad. Para ello hay que tener especial cuidado a la hora de la elección de; cuentos, canciones, juegos y libros de texto, que puedan transmitir la cultura sexista.

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